jueves, 10 de julio de 2014

Problemas

Lo hicimos todo mal,
como se hace todo aquello a lo que pones empeño
y cariño
y amor
y miedo.
Una mañana te despiertas y te das cuenta de que llevas un año sin recibir un regalo,
de esos de lazo y cara de sorpresa,
de esos de "gracias, no me lo esperaba",
y abrazos y sonrisas por todas partes.
Te das cuenta de que llevas un año intentando ser la mejor sorpresa en la vida de alguien,
te empeñas en ser lazo y no soga,
en ser sorpresa y no daño.
Que sí joder,
Que yo también he hecho daño,
he abierto heridas,
y he hecho llorar a unos lagrimales.
Pero también lo he dejado todo por convertir cada una de tus cicatrices en lunares,
te juro que me he disfrazado de seguridad cada vez que te veía,
he llorado con películas de mierda porque me recordaban a ti,
me he pasado horas y horas escuchando canciones que te oía tararear,
y he escrito sobre el amor
porque es de lo único de lo que no tengo ni puta idea.
Se me da bien eso de ser la culpable,
apuñalarme el pecho con un verso que no sirve para nada,
y por lo visto,
para nadie.
Tengo el papel de la que escribe porque es lo único que duele más a que no estés,
tengo el papel sobre el que te escribo una y otra vez de cómo te ríes.
Los problemas empiezan cuando los versos empiezan a ser balas,
y los poemas heridas abiertas,
y los miedos el único motivo real.
El problema es cuando necesito saber qué es de ti,
Si estarás bien,
Si llorarás por alguien,
Si me habrás olvidado.
Y las soluciones no son otras que pedirle un rescate a la poesía,
para que lance una cuerda con otra forma que no sea la de mi cuello,
para que tire hacia arriba por primera vez en su vida
o para que acabe conmigo de una vez por todas.
No pretendo vivir de la poesía,
sino sobrevivir a ella.
No pretendo olvidarte,
sino hacerme a eso de vivir con tu recuerdo
y sin tu presencia.

-Loreto Sesma


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